martes, 15 de septiembre de 2009

PREMIO NOBEL MEDICINA 2008

Tres científicos europeos han sido reconocidos el año anterior con el Premio Nobel de Medicina por sus trabajos en el hallazgo de dos virus que en la actualidad siguen marcando la vida de millones de personas. La conocida Fundación sueca ha galardonado a los investigadores franceses Luc Montagnier y Françoise Barré-Sinoussi por el descubrimiento "del virus de la inmunodeficiencia humana" (VIH) y al alemán Harald zur Hausen por el hallazgo "del papilomavirus humano que provoca el cáncer de cuello de útero".

Actualmente, Françoise Barré-Sinoussi (1947) trabaja en la unidad de Regulación de las Infecciones Retrovirales, del Departamento de Virología del Instituto Pasteur (Francia), mientras que su compañero Luc Montagnier (1932) tiene un puesto en la Fundación Mundial para la Investigación y Prevención del sida. Ambos compartirán la mitad del premio.

El comité encargado de la designación del galardón ha querido destacar la importancia de los descubrimientos de estos dos expertos franceses, "esenciales para la comprensión actual de la biología del sida y para su tratamiento con antirretrovirales".

"Nunca antes la ciencia y la medicina ha sido tan rápidas a la hora de descubrir, identificar el origen y aportar tratamiento para una nueva enfermedad", ha señalado el Instituto Karolinska.

Robert C. Gallo, el gran 'olvidado'
Montagnier ya obtuvo en el año 2000 el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Técnica y Científica, que compartió con Robert C. Gallo, director del Instituto de Virología Humana de la Universidad de Maryland (EEUU).

Aunque en un primer momento hubo una gran polémica sobre la 'paternidad' del virus del sida, la comunidad científica decidió finalmente designar a Montagnier como el descubridor del VIH.

En varias ocasiones se ha matizado que sin los conocimientos de Gallo, quien aportó la metodología para identificar los primeros retrovirus humanos, Montagnier nunca hubiera podido descubrir el VIH. Sin embargo, en esta ocasión, el jurado del premio Nobel no ha hecho ninguna mención al investigador estadounidense en sus argumentos sobre el premio.

La contribución de Barré-Sinoussi a la investigación sobre sida también ha sido esencial. Esta experta fue la autora principal del estudio que en 1983 informaba por primera vez en las páginas de la revista 'Science' del descubrimiento de un retrovirus que más tarde recibiría el nombre de VIH.

Esta investigadora había entrado a formar parte del equipo de virólogos de Luc Montagnier en el Instituto Pasteur en 1974. Juntos empezaron a trabajar y, siete años después, dieron con el causante de un extraño síndrome que creó una conmoción mundial y ha provocado 25 millones de víctimas desde entonces: el sida.

Dos años después descubrieron el virus que causa el sida, el VIH (siglas correspondientes a virus de la inmunodeficiencia humana). Identificaron su producción en linfocitos de pacientes con ganglios linfáticos alterados en estados tempranos de inmunodeficiencia adquirida y en sangre de pacientes con síndrome en fase terminal.

Los científicos franceses caracterizaron este retrovirus como el primer lentivirus (con período de incubación muy largo) humano conocido, basándose en sus propiedades morfológicas, bioquímicas e inmunológicas. Hacia 1984 ya habían logrado aislar numerosas muestras de pacientes con infecciones sexuales, hemofílicos, madres que lo habían transmitido a sus hijos y personas que lo habían contraído en transfusiones.

Su descubrimiento hizo posible una clonación rápida del genoma del VIH-1, fundamental para determinar el comportamiento del virus, el diagnóstico de la enfermedad y el desarrollo de medicamentos antivirales, que han limitado la expansión de la pandemia, aparte de impulsar los estudios sobre su origen y su evolución. En la actualidad, unos 33 millones de personas viven con VIH en el mundo.

El descubridor del virus causante del cáncer de útero
Por otro lado, el jurado también ha querido destacar el papel de Harald zur Hausen (1936) a la hora de identificar al verdadero responsable del cáncer de cuello de útero. La mayor parte de su carrera profesional la desarrolló en el Centro alemán de Investigaciones Oncológicas de Heidelberg.

En la década de los 70 y contrariamente a las teorías sobre el origen de la enfermedad vigentes en la época, este investigador alemán logró aislar a partir de estudios con liebres dos cepas del papilomavirus humano, de las que hoy se sabe que están implicadas en el 70% de los tumores de cuello de útero.

Sus trabajos en este terreno han permitido que, en unos pocos años, esté disponible ya en el mercado una vacuna diseñada para prevenir la infección por este patógeno. La terapia, que ha empezado a administrarse a las adolescentes españolas este mismo año, será de especial utilidad en los países en desarrollo. Es allí, precisamente, donde el virus causa más estragos debido a que no existen programas organizados de citología, que permitan detectar a tiempo lesiones precancerosas en el cuello del útero.

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